Entrevista a la hermana Mariam Cuenca en Radio 2 Luces.

A continuación se incluye el enlace directo a la entrevista a la hermana Mariam Cuenca en Radio 2 Luces.


Escúchala aquí


Mariam Cuenca es miembro fundador de la asociación sociocultural Baraka y co-fundadora de la Asociación islámica de Ávila, actualmente es la secretaria de Federación Islámica de Castilla y León.



La concentración (Jushu’) en la oración

Jutbah 15 Febrero de 2013 -- La concentración (Jushu’) en la oración --

de Isa Garcia, el viernes, 15 de febrero de 2013 a la(s) 17:51 ·

Las alabanzas son para Allah, Aquel que prescribió las oraciones a Sus siervos con unos propósitos y objetivos muy sabios, y estableció que estas oraciones fueran la expiación de todos los pecados pequeños y errores que se cometan entre ellas. Atestiguo que no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Allah, Único, sin socio alguno, Aquel que posee la Inmensidad, la Gloria y el Poder; y atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero, el ejemplo de los piadosos y temerosos, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, con su familia y sus honorables compañeros.
¡Hermanos musulmanes! Teman a Allah, Alabado sea, y reflexionen en la gran sabiduría que estableció en todos los actos de adoración que nos ordenó, y en todos los males y pecados que nos prohibió; y sepan que Él no prescribió los actos de adoración porque estaba necesitado de nosotros, al contrario, Él prescinde de todas las criaturas, pero nos ha ordenado todos estos actos de adoración porque somos nosotros quienes estamos necesitados de Él y porque todos nuestros asuntos –religiosos y mundanos– dependen de Él.
Todos los actos de adoración son un bien para los cuerpos, los corazones, los individuos y las naciones.
El último consejo que dio el Profeta (saw) antes de morir, debido a su importancia, fue: “La oración, la oración”.
Hoy vamos a hablar de una característica importantísima de la oración, que es la concentración (al-jushu’), que consiste en tener presente corazón y mente al momento de realizar la oración, porque quien reza con su corazón y su mente atentos, alcanza la concentración, el jushu’. Y ya lo había dicho el profeta (saw) que lo fundamental en los actos de adoración es la presencia del corazón, como se diría: “rezar de corazón” desde lo más profundo de uno mismo. Dijo el Profeta (saw): “Por cierto que en el cuerpo existe un órgano que si se encuentra sano, todo el cuerpo lo estará también; y si se corrompe, todo el cuerpo se corromperá. Este es el corazón”. Aplicado a la oración, este hadiz significa que si se reza con el corazón concentrado, presente, la oración estará correcta, pero que si son solo movimientos físicos, sin la presencia y concentración del corazón y la mente, entonces es una oración corrupta, que no alcanza el objetivo por el cual fue prescripta.
¡Hermanos y hermanas! Estamos necesitados de nuestro Señor, lo necesitamos en todo momento, no podemos prescindir de Él ni un solo instante; por lo tanto, debemos adorarlo, agradecerle y recordarlo continuamente. Allah legisló actos de adoración que nos acercan a Él y nos traen una gran recompensa, como las cinco oraciones, las cuales purifican el corazón de los pecados y hacen llegar al siervo a su objetivo, y son un lazo de unión entre él y su Creador, pues antes de realizar la oración tiene que purificar su interior y exterior, y se presenta ante su Señor completamente limpio, concentrado y sometido ante Él; no distrae su rostro ni su corazón, su rostro está en dirección al recinto sagrado de La Meca y su corazón con Allah, es decir, se ha dirigido a su Señor interna y externamente.
Hermanos y hermanas, el orante se va moviendo entre los diversos jardines de la adoración: de pie, sentado, inclinado, postrado, recitando el Corán, recordando y suplicando a Allah; es decir, su corazón está con su Señor en todas estas situaciones. ¡¿Acaso hay alguna bendición mayor que esta?! ¿Existe situación mejor que esta? De ahí que la oración sea la alegría y el deleite de los creyentes, el jardín que calma sus corazones y la vida para aquellos que recuerdan a Allah. Sus frutos son grandiosos: el orante termina su oración con un corazón diferente al que tenía cuando entró en ella, con un corazón repleto de luz y felicidad, abierto para todas las bendiciones del Islam; por ello encuentra que ama el bien y detesta el mal, confirmándose de esta forma las Palabras de Allah: “Recita lo que se te ha revelado del Libro [el Corán] y haz la oración, que ciertamente la oración preserva de cometer actos inmorales y reprobables. Y sabe que tener presente a Allah en el corazón durante la oración es lo importante, y Allah sabe lo que hacen” [Corán 29:45].
La oración es un lazo de unión entre el siervo y su Señor. El siervo se para frente a su Señor engrandeciéndole y exaltándole, recita Su Libro, Lo glorifica y exalta pidiéndole todas por sus necesidades mundanas y religiosas. De ahí que quien está cerca de su Señor tiende a olvidar todo lo que no sea Él, y en esos momentos de oración se encuentra en una actitud de sumisión, exaltación y tranquilidad; por eso la oración es la alegría y el deleite de los que conocen a Allah –mediante Sus Nombres y Atributos–, por eso les otorga sosiego en sus corazones, debido a la dulzura y apego que sienten al estar cerca de su amado Señor.
Quienes están cerca de Su señor tienden a finalizar su oración con un corazón diferente del principio, es decir, con un corazón repleto de alegría, felicidad, arrepentimiento y fe; por ello la oración los preserva de cometer actos inmorales y reprobables, debido a toda la luz, fe y arrepentimiento que les otorga.
Es muy apropiado para todo aquel que conoció la realidad de la oración, sus frutos y sus beneficios, que la tome como su mayor preocupación, que la espere con mucho anhelo, espere la llegada de esa hora para así conseguir todos sus frutos y estar completamente cerca de su amado.
¡Siervos de Allah! Muchos orantes desconocen el gran beneficio que tiene la oración, no le dan su merecida importancia y por ello la sienten como una carga sobre ellos, no es alegría ni deleite para ellos, ni sosiego para sus almas, como tampoco es luz para sus corazones; cuantas veces vemos hermanos que la realizan apresuradamente en vez realizarla con serenidad y sosiego, no recuerdan a Allah sino muy poco. Estas personas tienen que saber que su oración es inválida, aunque la realicen mil veces, puesto que la serenidad y sosiego a la hora de realizarla es uno de sus pilares. De ahí que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, le dijera a una persona que realizaba la oración apresuradamente, tal como como la gallina, picoteando, subiendo y bajando apresuradamente: “Vuelve y repite de nuevo tu oración, porque no has rezado”; y así estuvo repitiéndola varias veces, y cada vez que terminaba le decía el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él: “Vuelve y repite de nuevo tu oración, porque no has rezado”; hasta que el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, le enseñó a realizarla correctamente y le ordenó estar sereno y sosegado en cada uno de los movimientos de la oración.
Para alcanzar la concentración, el jushu’, el musulmán debe:
  1. Desapegarse de sus ocupaciones mundanas, dejar de pensar en ellas y vaciar su corazón de todo otro recuerdo que no sea alabar a Allah. Dijo el Profeta (saw): “Me gusta de este mundo la mujer y los perfumes, pero la dulzura de mis ojos se encuentra en la oración”.
  2. La práctica continua. Que nadie piense que alcanzará la concentración y la devoción en la oración en sus primeros intentos. Para alcanzar este estado se necesita perseverancia y constancia, como para alcanzar todas las cosas buenas de este mundo.
¿Qué cosas nos ayudan a alcanzar la concentración o jushu’ durante la oración?
  1. Recordar la muerte y la otra vida antes de comenzar la oración, como dicen algunos: “Reza como si esta oración fuera la última que fueras a hacer antes de morir”.
  2. Reflexionar sobre los significados de los versículos y las frases de alabanza como cuando dice: “Allahu Akbar” (Allah es el Más Grande) esto implica que está exaltando a Allah; cuando se postra implica que se humilla ante el Altísimo; cuando dice: “Al Hamdu Lilahi Rabbil ‘Alamin” (Alabado sea Allah, Señor del universo) Allah le contesta desde Su trono: “Mi siervo Me ha alabado”; cuando dice: “Ar-Rahmanir Rahim” (Clemente, Misericordioso), dice Allah: “Mi siervo Me ha elogiado”, cuando dice: “Maliki Iaumid Din” (Soberano absoluto del Día del Juicio), dice Allah: “Mi siervo Me ha glorificado”; cuando dice: “Iiaka Na’budu wa iaka Nasta‘in” (sólo a Ti adoramos y sólo a Ti imploramos ayuda), dice Allah: “Esto está entre Mi siervo y Yo, y para Mi siervo es lo que ha pedido”. De esta forma responde tu Señor por encima de los siete cielos, así que ten presente esto al realizar la oración. Saber que cuando dice: “Glorificado sea mi Señor, el Grandioso, y Glorificado sea mi Señor, el Altísimo” en voz baja, Allah, Glorificado sea, lo escucha estando establecido sobre Su Trono; y además de eso, que crea que si él acude a Allah en la oración, Allah acudirá a él, que Escucha todas sus palabras –aunque sean pronunciadas en voz baja–, que Ve todas sus obras –aunque sean pequeñas–, que Sabe todo lo que piensa –aunque sea simple–. Cuando mires al lugar donde te vas a postrar, sabe que Allah, Elevado sea, te está viendo; cuando estés recordándolo en el Tashahud (testimonio de fe) moviendo ligeramente tu dedo índice, sabe que Allah está viendo ese movimiento, ya que Él, Alabado sea, Abarca todo con Su Conocimiento, Poder, Dominio, todo lo escucha y lo ve, y otros atributos más que evidencian Su Señorío.
  3. No se debe rezar cuando está servida la comida ni cuando se tienen ganas de ir al baño.
  4. Tampoco se debe rezar cuando uno tiene mucho sueño.
Sepan que la concentración en la oración tiene una recompensa única, que es la bienaventuranza, el éxito en este mundo y el otro, una virtud enorme. Dice Allah en su libro: “Por cierto que triunfarán los creyentes que observen sus oraciones con concentración (jushu’u)… éstos serán quienes heredarán el Paraíso, en el que morarán eternamente” [Corán 23:1-11].
Hermanos y hermanas, pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: “Ciertamente Allah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él”.
¡Oh Allah! Da bendiciones y paz a nuestro Profeta Muhammad, a sus familiares, a todos sus discípulos y a quienes sigan su guía de buena manera hasta el Día del Juicio. ¡Oh Allah! Da tu complacencia a todos los discípulos de Tu Mensajero, de quienes fueron destacados Abu Baker, Omar, ‘Uzman y ‘Ali. Complácete también con todos los seguidores de estas nobles personas, quienes siguen su guía hasta el Día del ajuste de cuentas, y con nosotros los presentes, pues Tú eres en verdad el más Clemente.
¡Oh Allah! Enaltece y dignifica al Islam y a los musulmanes, protégenos del mal de nuestros detractores, y líbranos de los problemas del encarecimiento de los productos, la propagación de enfermedades, de la usura y el interés monetario, del adulterio y la fornicación, de los terremotos, de las dificultades y las tribulaciones, y de la perversión y corrupción oculta y evidente.
¡Oh Allah! Perdónanos y perdona a nuestros hermanos creyentes que ya fallecieron, y no hagas que en nuestro corazón se encierre el desprecio y el odio por los que han creído en Ti como se debe. Tú eres el más Bondadoso y Misericordioso.

¿Cuáles son las normas sobre colocar una copia del Corán sobre la alfombrita para rezar?

de Isa Garcia, el viernes, 15 de febrero de 2013 a la(s) 0:44 ·

Pregunta:
¿Cuáles son las normas sobre colocar una copia del Corán sobre la alfombrita para rezar?

Respuesta:
Alabado sea Dios.
No hay diferencia de opinión entre los eruditos acerca de que las copias del Corán deben ser respetadas y protegidas.

El Imam An-Nawawi (que Allah tenga misericordia de él) dijo:
“Los eruditos están unánimemente de acuerdo en que es obligatorio respetar las copias del Corán”. Al-Maymu’, 2/85.

El musulmán no debe exagerar su respeto hacia el Libro. Muchos musulmanes se han ido a los extremos en este asunto y lo han convertido en una carga, como se narró de alguno de ellos: “Por cuarenta año no he ingresado en una habitación donde había una copia del Corán, sin hacer la ablución menor”. Y en el caso de alguno de ellos, si estaba en una habitación en la cual había una copia del Corán, ¡no dormía por la noche para que no se le escaparan gases!

Estas acciones son claramente contrarias al ejemplo del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y de sus compañeros (que Dios esté complacido con ellos). Ellos vivieron en casas con cuartos pequeños y humildes, pero sin embargo eso no impidió que durmieran en sus casas, ni mantuvieran relaciones con sus esposas, ni permanecieran sin la ablución menor por algunas horas, aún cuando hubiera copias del Corán en sus casas. Cuando el Corán fue compilado, fue conservado en las casas de muchos de ellos.

No había estantes en la mezquita del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), ni tampoco en las mezquitas de sus compañeros, en los cuales colocar las páginas del Corán, o papeles conteniendo escritos del conocimiento islámico. Por eso lo que importa aquí es si esto es considerado como algo irrespetuoso hacia el libro o no. No hay nada de malo en colocar una copia del Corán sobre un lugar limpio del suelo si hay alguna necesidad de ello, como si uno quiere realizar una postración por recitación (suyûd at-tiláwah).

El Shéij Muhámmed ibn Sálih al-‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él) dijo:

“La sinceridad hacia el Libro de Dios incluye no ponerlo en lugares donde pueda ser tratado sin respeto, o donde implique eso, tal como en cerca de la basura, en el baño, o lugares similares. Por eso es esencial evitar hacer lo que hacen algunos niños cuando terminan sus estudios, que es arrojar sus libros de estudio a la calle o a la basura, cuando pueden contener pasajes del Corán. Dios no lo permita.

Sobre poner el Corán en una zona limpia y pura del suelo, no hay nada de malo en ello, porque esto no es faltar el respeto al Corán ni maltratarlo. A menudo sucede que una persona está rezando o leyendo el Corán y quiere hacer una postración, entonces lo coloca en el suelo frente a él o a un costado. Esto no se considera como una falta de respeto ni maltrato hacia el Libro, por lo tanto no hay nada de malo en ello”. Shárh Riadh as-Saalihín, 1/423; Dar Ibn al-Haizam, reporte No. 181.

Le preguntaron al shéij ‘Abd Allah ibn Yibrín (que Dios lo preserve):
“¿Cuáles son las normas sobre colocar una copia del Corán sobre una zona limpia del suelo, o sobre una alfombrita para rezar?”

Él respondió:
“Es mejor ponerlo en un lugar alto, para que sea exaltado tanto en un sentido literal como metafórico. Dios dijo (traducción del significado):
Quien quiera, que reflexione y obre acorde a él. 13. Pues él [el Mensaje], está registrado en páginas honorables, 14. Distinguidas y purificadas, en manos de [Ángeles] encargados de ejecutar las órdenes de Allah” (‘Abasa, 80:12-15). 

Si necesitas apoyarlo en el suelo, entonces ponlo en un lugar elevado. Si no es posible, entonces es permisible ponerlo en el suelo, en un lugar limpio, o sobre una alfombra, o algo similar. Las copias del Corán no deben ser colocadas en lugares sucios, porque esto es una forma de mostrar poco respeto por él. Pero si la persona necesita ponerlo en el suelo, entonces no hay nada de malo en eso, en tanto trate de exaltarlo tanto metafórica como literalmente”. Fatáwa al-Islamíyah, 4/15.

Basándonos en esto, si la alfombra está limpia y es improbable que los niños u otras personas se tropiecen con el libro, no hay nada de malo en colocarlo allí, aunque ponerlo en un lugar alto es mejor.

Y Allah sabe más.
Islam Q&A

 

Las cuatro escuelas de jurisprudencia islámica

de Isa Garcia, el jueves, 14 de febrero de 2013 a la(s) 15:33 ·

Pregunta:
Los musulmanes seguimos a uno de los cuatro imames. Mi pregunta es, ¿cuál de las cuatro escuelas es más correcta?

Respuesta:
Alabado sea Dios.
Dios ha hecho que nuestra religión se base en Su Libro y en el ejemplo o Tradición de Su Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). El camino correcto es comprender sus textos como fueron comprendidos por él y sus compañeros, y por los eruditos posteriores. Esto incluye a los grandes imames, cuya sinceridad, justicia, virtud, rectitud, conocimiento y liderazgo en la religión, fue digna de mención. Los cuatro imames y fundadores de las escuelas de jurisprudencia islámica, los imames Nu’mán ibn Zábit Abu Hanifah, Málik ibn Anas, As-Sháfi’i y Áhmad ibn Hánbal (que Allah tenga misericordia de ellos), siguieron los textos del Corán y la Tradición Profética, y sus esfuerzos se concentraron en enseñar y difundir el conocimiento islámico. Todos ellos estaban en el camino correcto, y fueron devotos seguidores del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Si cometieron algún error, entonces los compañeros del Profeta (que Dios esté complacido con ellos) lo cometieron también. En la ley islámica, los principios a seguir son aquellos para los cuales hay una evidencia firmemente establecida. En algunos casos, algunos eruditos podían no conocer ciertas evidencias, mientras que otros sí, pero esto no significa que su conocimiento o sinceridad puedan ser desacreditados. Todos ellos buscaron la verdad. Si una persona quiere seguir a uno de estos grandes imames y adoptar su escuela de jurisprudencia, entonces debe seguirla en aquellos asuntos claros que están afirmados sobre evidencia sólida, pues eso es lo correcto en nuestra religión. Pero no debe desarrollar sentimientos partidarios ni sectarios hacia nadie. No es permisible para el musulmán seguir ciegamente a nadie en todo lo que diga, excepto al Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).

La persona que está cualificada puede examinar lo que los eruditos han dicho y ver qué de ello tiene evidencias sólidas que lo respalden. Y el musulmán que no sabe cómo examinar las evidencias ni sopesarlas debe seguir al erudito cuyo compromiso religioso le resulte más confiable, y actuar de acuerdo a sus consejos y sugerencias. Y Allah sabe más.

Islam Q&A
Shéij Muhámmed Salih al-Munáyyid

Jutbah 11 de Enero 2013 -- Nuestra creencia en la Predestinación--

de Isa Garcia, el viernes, 11 de enero de 2013 a la(s) 17:16 ·
 
Alabado sea Allah, Quien nos guió [agraciándonos con la fe] y no hubiéramos podido encaminarnos de no haber sido por Él. Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Allah, Único, sin asociados. Atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero. ¡Oh Allah! Bendice a Muhammad, su familia, sus compañeros y todos los que sigan su guía hasta el Día del Juicio Final.
¡Hermanos y hermanas en el Islam! Tengamos temor de Allah (swt), pues la piedad es la mejor provisión y el camino más recto que todos debemos seguir. Allah (swt) dice en el Sagrado Corán:
“¡Oh, creyentes! Teman a Allah como es debido y no mueran sino sometidos a Él.” (3:102)
Creemos en la predestinación, ya sea agradable o desagradable, que no es otra cosa que el designio divino, en su conocimiento y sabiduría, de todos los sucesos que tienen lugar en este universo.
La predestinación tiene cuatro etapas:
La primera etapa: El conocimiento. Creemos en que Allah, el Altísimo, conoce todas las cosas. El conocimiento de lo que ha sucedido, lo que ha de suceder en el futuro y de qué manera, es parte del conocimiento divino y eterno. Allah, el Altísimo, no obtiene nuevos conocimientos por haberlos ignorado, ni olvida nada luego de haber tenido conocimiento; ambas son características de lo creado y no del creador.
La segunda etapa: La escritura. Creemos que Allah, el Altísimo, ordenó que fuera escrito en la Tabla Protegida (al-Lauh al-Mahfudh) todo cuanto ha de suceder hasta el último día.
“Sabe que a Allah pertenece cuanto hay en el cielo y en la Tierra. En verdad, todo está registrado en un libro [en la Tabla Protegida]; ello es fácil para Allah” (22:70)
La tercera etapa: El deseo (voluntad). Creemos que Allah, el Altísimo, deseó todo cuanto existe en los cielos y la Tierra. Nada puede existir sin su deseo. Cuanto Allah desea existe y sucede y todo aquello que no desea jamás podrá existir o suceder.
La cuarta etapa: La creación. Creemos que Allah, el Altísimo:
“Allah es el Creador de todas las cosas y Él es su Amparador. A Él pertenecen las llaves de los cielos y de la Tierra” (39:62-63)
Estas cuatro etapas comprenden la obra de Allah, el Altísimo, y de sus siervos, ya que toda acción que llevan a cabo las personas es conocida desde la eternidad por Allah, el Altísimo, quien ordenó que fuera escrita; siendo creada y deseada por Él.
Pero esto no indica que Allah, el Altísimo, no haya concedido a sus seres creados el libre albedrío y voluntad para llevar a cabo sus acciones.
Entre las pruebas de que el ser humano posee libre albedrío encontramos:
Primero: Allah adjudica al ser humano deseo y voluntad en sus acciones.
“Vuestras mujeres son como un campo de labranza, siembren vuestro campo de la manera que queráis” (2:223)
“Si [los hipócritas] hubieran querido realmente combatir se habrían preparado para tal fin…” (9:46)
Segundo: Dirigir órdenes y prohibiciones a las personas, ya que si éstas no poseyeran libre albedrío y voluntad serían los mandatos incoherentes y dirigidos a quienes no pueden llevarlos a cabo.
Tercero: El elogio a los que hacen el bien y el reproche a quienes obran el mal y la recompensa acorde a las obras. Si no fuera porque la acción sucede luego del albedrío y voluntad de la persona, la recompensa de quien hace el bien no tendría sentido y el castigo de quien hace el mal sería una injusticia y Allah, el Altísimo, es perfecto y no obra sin sentido ni injustamente.
Cuarto: El envío de los Profetas
“A estos Mensajeros los envié como albriciadores y amonestadores, para que los hombres no tuvieran argumento alguno ante Allah luego de que se les presentasen” (4:165)
y si no fuera porque la acción de las personas es resultado de su propia voluntad, enviar a los profetas no representaría ninguna prueba.
Los débiles de voluntad que cuando cometen un pecado se excusan en la predestinación
El pecador no puede excusarse con la predestinación cuando comete un pecado porque la persona peca por decisión propia y por su voluntad, sin saber si Allah, el Altísimo, había o no predestinado esa situación para él. Nadie conoce el decreto divino sino hasta que ha tenido lugar.
“nadie sabe qué le deparará el día siguiente…” (31:34)
¿Cómo es posible entonces excusarse con una prueba que desconocía que iba a suceder? Allah, el Altísimo, desmintió esta excusa diciendo:
“Quienes Le asociaron copartícipes a Allah dirán: Si Allah hubiese querido no Le habríamos asociado nada y no habríamos vedado nada, al igual que nuestros padres. Así es como desmintieron a los [Mensajeros] que les precedieron, hasta que sufrieron Nuestro castigo. Pregúntales: ¿Acaso tenéis algún argumento que podáis exponer contra nosotros? Sólo seguís conjeturas y no hacéis más que suponer” (6:148)
Le decimos al pecador que se excusa detrás de la predestinación: ¿Por qué no haces el bien pensando que Allah, el Altísimo, lo ha predestinado para ti? Ya que no existe diferencia entre el pecado y la obra de bien si consideramos que ignoramos su predestinación antes de llevar a cabo la acción. Fue por esto que cuando el Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él,  informó a sus compañeros que estaba predestinado quien moraría en el Paraíso y quien moraría en el Infierno, alguien preguntó: “¿Acaso no debemos confiarnos a lo que fue predestinado y abandonar las obras?”. Pero la respuesta inmediata del Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él, fue: “No, obren, porque a cada uno de ustedes le será facilitado obrar para aquello que fue predestinado”.
Le decimos al pecador que se excusa detrás de la predestinación: Si sufrieras una enfermedad en alguno de los órganos de tu cuerpo no tardarías en visitar a los médicos que fueran necesarios y soportar las dificultades de una medicación dolorosa y amarga para alcanzar la salud; entonces, ¿cómo es que no tomas el mismo camino para curar la enfermedad de tu corazón que te lleva a los pecados?
Es nuestra creencia en el Islam que la maldad no se adjudica a Allah, el Altísimo, ya que Él se caracteriza por la Misericordia y la sabiduría. El Profeta dijo Le decimos al pecador que se excusa detrás de la predestinación: “La maldad no se te adjudica”. El designio divino no tiene maldad porque su origen es la misericordia y la sabiduría.
La maldad se encuentra en lo que fue predestinado y por eso el Profeta Le decimos al pecador que se excusa detrás de la predestinación: dijo: “¡Allah! Protégeme del mal que haya en tu predestinación”. Adjudicando la maldad a lo predestinado en sí mismo. Aunque es importante aclarar que la maldad que existe en lo predestinado no es un mal absoluto sino que es un mal relativo a una situación o a una persona pero que puede ser un  beneficio relacionado a otra situación u otra persona.
El mal que existe en este planeta, como las enfermedades, la pobreza, el temor, son males desde una perspectiva, pero una prueba y un beneficio desde otra. Dijo Allah, el Altísimo:
“Se puede ver la devastación en la Tierra y en el mar como consecuencia de las acciones de los hombres. Esto es para que padezcan [el resultado de] lo que han hecho, y puedan recapacitar” (30:41)

Frutos de la creencia en la predestinación:
  1. Encomendarse a Allah, el Altísimo y obrar según las realidades de los factores externos, ya que el factor y su resultado son productos de la predestinación divina.
  2. La paz interior y serenidad del corazón. Porque cuando se toma conciencia que las cosas suceden por el designio divino y que nada de lo que debía suceder se puede evitar, la paz y la tranquilidad inundan la mente y el corazón del creyente.
  3. El abandono de la jactancia cuando se alcanzan los objetivos deseados porque se toma conciencia que las cosas se logran por la misericordia de Allah, el Altísimo, por cuanto ha predestinado los factores y resultados. El agradecimiento a Allah, el Altísimo, y el abandono de la vanidad.
  4. El abandono de la inseguridad y el reproche cuando no se alcanzan los objetivos deseados o suceden desgracias. Porque al tomar conciencia de que todo sucede por la voluntad de Allah, el Altísimo y que nada podría haberlo evitado, la persona se refugia en Allah, el Altísimo y espera de Él la misericordia y la recompensa por la paciencia. Dijo Allah, el Altísimo, en el Corán:
“No sucede ninguna desgracia en la Tierra ni os azota a vosotros mismos adversidad alguna sin que esté registrada en un libro [la Tabla Protegida] antes de que acaezca. Ello es fácil para Allah. No os desesperéis por lo que no habéis conseguido y no os regocijéis por lo que se os ha concedido. Ciertamente Allah no ama a los arrogantes, jactanciosos” (57:22-23)
Pidan perdón a Allah por sus faltas y vuelvan a Él arrepentidos.
Hermanos y hermanas en el islam pidan paz y bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios nos enseña en el Corán:
“Ciertamente Allah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él”. (33:56)

Hadiz acerca de decir siempre la verdad

Se transmitió de Ibn Masud, Allah esté complacido con él que dijo el Profeta, Allah le bendiga y le dé paz:

“La verdad conduce a la virtud y la virtud conduce al Jardín. Y el hombre, mientras diga la verdad, será considerado veraz ante Allah. Y por otra parte, la mentira conduce al vicio. Y el vicio conduce al Fuego. Y el hombre, mientras siga mintiendo, será considerado mentiroso ante Allah.”

Lo relataron Al Bujari y Muslim.


20/02/2013
Photobucket
islamophobia,islamofobia,islam,español